jueves, 2 de julio de 2015

A MAL ESPACIO, VIDA VIVA

 
 
   ¿Tan cliché es sentirse fuera de lugar? Me pregunto a qué punto la gente verdaderamente lo siente, y no utiliza la idea simplemente para victimizarse. No me victimizo, es más: tengo que admitir que en cierto punto me enloquece saber que no pertenezco a este lugar y momento. Esa contradicción interior que ama lo malo, lo incorrecto y lo cruel. Ese ente morboso, ese pasajero oscuro que se relame los labios con cada error, con cada equivocación.
   Pero retomando, ¿tan imposible es encontrarse en el lugar correcto en el momento correcto? Considero que es algo inimaginable, algo contradictorio a cualquiera de las miles leyes inconscientes que contornean nuestras vidas. Si todos estuviésemos en el lugar adecuado, en el momento adecuado, no habría problemas. Y casi todo lo que conocemos, por tanto, no tendría una existencia válida.
   Sin embargo estar en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto (más que nada si uno es consciente de aquello), puede provocar cierta adrenalina, Cierta adrenalina que hace temblar a todo un ser desde sus talones, que le provoca ansias por algo que sabe que pasará en menos de cinco segundos. Y al fin y al cabo, los errores, los momentos duros o de estrés, ¿no son los que nos hacen sentir vivos?
  Vuelve este masoquismo y morbo interno que todos tenemos adentro. Vos y cada uno de los que se encuentran a tu alrededor, a todos se nos aceleró la sangre en algún error crucial de nuestra vidas. Lo que sucede es que pensamos mucho, imaginamos demasiado y hacemos poco. El hombre tiende a torturarse por lo que podría o debería haber hecho o dicho, tiende a martirizarse por las imperfecciones, tiende a vivir lo que sucedió y no volverá a suceder más que lo que pasa por entre medio de cada uno de sus segundos: la vida. Por esto es que aquel momento de dinamismo extremo, de viveza pura y total se ve desvanecido efímeramente. Porque con nuestras sobre-reflexiones lo espantamos, lo convertimos en algo lejano y entrañable. 
    Definitivamente el ser humano es el único animal que no sabe vivir la vida como se debe. El ser humano destruye su propia vida. ¿No buscan, acaso, todos los objetos a nuestro alrededor, facilitarnos la existencia a tal punto de aburrirnos del vivir? Pero de todos modos, nunca podrá quitarnos algo predestinado desde los principios de la existencia: la inadecuación de los hechos.
   En fin, pretendo seguir estando para siempre en el lugar incorrecto y en el momento incorrecto, viviendo incorrectamente, pero más viva que nunca. Al menos de esta forma viviré.